La responsabilidad de la paternidad y la maternidad es compartida. Tener un hijo implica quererlo, mimarlo, darle cariño y enseñarle los distintos caminos de la vida hacia la felicidad, que está estrechamente vinculado con el desarrollo humano.
Como dice la enseñanza popular: “La vida es un camino” y, como todo camino, tiene unas indicaciones que, en este caso, es la educación. Esta enseñanza se adquiere por distintos canales como: la familia, la escuela, el ambiente y las nuevas tecnologías, entre otras.
Sin embargo, en primera instancia, los padres son los responsables de la educación de sus hijos y nadie les puede suplir, a rasgos generales. No obstante, este deber se puede delegar o compartir.
El colegio donde se educan los hijos suele ser elección de los progenitores y gracias a su formación en casa, complementada con una coherente pedagogía por parte del centro educativo, formará los cauces adecuados para el crecimiento en valores de los hijos.
Un hijo es muy valioso para abandonarlo en manos ajenas.